Anoche...
me emborraché a tu salud,
y busqué en el terciopelo del whisky
la seda de tu piel.
Anoche...
me emborraché a tu salud,
buscando llenar el vacío de tus ausencias,
la locura de tu cuerpo desbocado,
tu inexperiencia arrolladora y torpe...
Anoche...
me emborraché a tu salud,
y pareció que el tiempo se detenía,
y ayer fue hoy, y mañana
nunca.
Anoche...
me emborraché a tu salud,
y estuve más cerca de ti
llegando incluso a tocar tus frias manos,
y preferí que usaras tu boca libadora,
porque no soporto las falanges heladas,
o porque tal vez tu...
nunca estuviste entre los vivos
y yo siempre...
me emborrachaba!.